martes, 23 de noviembre de 2010

Bambi


“Mis padres están muertos, no tengo familia, no tengo a nadie, estoy sola, no vale la pena vivir, ¿por qué seguir viviendo así?”
Esos eran mis pensamientos hasta que te conocí, gran noche iluminada sin luna, tan solo salpicada por millones de estrellas. Te acercaste y me preguntaste qué era lo que me sucedía. Nunca olvidaré tu cabello castaño, tu sonrisa, tus extraños y atrayentes ojos plateados, pero sobretodo, nunca olvidaré tus palabras.
“Te voy a hacer un regalo, te regalaré la estrella mas brillante de cielo, aquella que brilla ya sea primavera, verano, otoño o invierno, en esa estrella están tus padres observándote así que no llores más y muestrales tu mejor sonrisa.”
Y, sorprendentemente, mis lágrimas dejaron paso a una radiante sonrisa.
Y aquí estoy diez años después, no te he vuelto a ver, no he vuelto a saber de ti. Pero no desapareces de mi mente, esa noche, a veces pienso que fue un sueño, que no fue real, pero ocurrió ¿Verdad? Tu fuiste la persona que salvó mi vida. Mi vida te pertenece.
Caminaba por la acera y al doblar una esquina choqué contra un bambi. ¿Bambi?¿En la ciudad? Nadie más parecía verlo.
“¿Eres un bambi de verdad? Dios mío... debo de ver visiones” Y el bambi se dio la vuelta y comenzó a caminar. Cada pocos pasos paraba y miraba hacia mí para asegurarse de que le seguía. Sus ojos me recuerdan a los tuyos, no se por qué, ni siquiera son plateados... Simplemente creo que si le sigo podré encontrarte.
Caminé durante casi una hora, hasta que el bambi se paró y no para ver si le seguía, simplemente se paró. Entonces con un estruendo ensordecedor una maceta cayó delante de mí. Supe entonces que me había salvado, si hubiera continuado caminando la maceta me habría matado.
Y así, durante mucho tiempo, cada vez que aparecía ,me libraba de un accidente. Sabía que si él estaba cerca, nada malo podría sucederme, él era la llave de mi felicidad, él era el camino que me llevaría hasta ti.
Ese día le estaba siguiendo, como otro día cualquiera, me desviaba de mi camino e iba detrás de Bambi. Bambi echó a correr y yo detrás. Algo ocurrió, algo distinto... Corríamos muy aprisa, esquivando a la gente que no parecía sorprenderse de ver un bambi corriendo entre la multitud. Pero Bambi no vio el semáforo en rojo, bambi... Mi Bambi, yacía con el cuello en una posición extraña, sus órganos, vertebras y huesos estaban desperdigados y se había formado un enorme charco de sangre.
Yo estaba quieta, no podía moverme ni dejar de observarle, aún con su cuerpo mutilado me miraba. Esos ojos que tanto me recordaban a ti, de un negro profundo, como si no sufriera, como esperando algo... Y entonces miró al cielo, yo seguí su mirada y la vi. Mi estrella, No, la estrella de mis padres, la estrella que tú me diste... Y al volver la cabeza hacia Bambi...
“Eres tú... pero ¿Cómo?” estabas ahí, eras real, estabas de pie mirándome, como si esperaras algo de mí. Entonces la gente se comenzó a amontonar a mi alrededor, podía ver sus caras de espanto, de horror mirándome fijamente, madres que tapaban los ojos a sus hijos.
“¿Qué ocurre?” quise ir hacia ti, abrazarte, pedirte que me sacaras de ahí pero... no podía moverme, ni siquiera podía mirar en otra dirección que no fuera la tuya.
“¿Qué pasa?” Tú seguías mirándome con esos ojos plateados, impaciente, ¿Qué estabas esperando?
Y entonces lo supe... Estabas esperando a que muriera ¿Verdad Bambi?. Todo este tiempo... no intentabas salvarme de los continuos accidentes, intentabas que cayera en uno de ellos para así morir. Tú no me diste esa estrella para mis padres, me regalaste la estrella para nosotros, el lugar donde tus ojos plateados y mis ojos negros estuvieran juntos para siempre...
Bien Bambi, me rindo, me moriré ahora mismo y así podré ir contigo. Y en tu cara se formó una radiante sonrisa.
Tu fuiste la persona que se llevó mi vida. Mi vida te pertenece.


  Aqua!!

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