miércoles, 27 de octubre de 2010

Estrellas...






-¿Qué te pasa?
-Estoy triste.
-¿Por qué?
-Porque he vuelto a verlas.
-¿Las echas de menos?
-Mucho, a todas ellas, a cada una, a ese príncipe azul que no aparece, a esos mejores amigos que no sé donde están, a ese palacio iluminado por la luz de la luna llena, por ese instrumento que ya no escucho... Porque todas se han ido.
-¿Todas?
-Si
-¿Segura?
-Ya no están.
-¿Y cómo las has visto?
-Las he recordado
-¿Prefieres no recordar?
-Prefiero que no exista un final
-Pero todo tiene un final
-Pero no quiero, soy tan feliz cuando comienza que cuando termina, una parte de mí, también desaparece.
-Ellas están aquí contigo.
-¿Y por qué no las veo?
-Por que no crees en ellas.
-¡Creo!
-Ellas te aman.
-Y yo a ellas.
-Demuéstraselo, demuéstramelo...
-Aún así habrá un final.
-Que llevará al principio de otra nueva. Todo final, no es más que un nuevo comienzo.
-Pues no me gustan los comienzos.
-Todo tiene que comenzar alguna vez, incluso tú, llegará el momento en el que nazcas de nuevo y comiences una nueva vida.
-Yo no quiero más tristeza ¡No quiero sufrir más!
-Es un precio que hay que pagar por vivir.
-¿De qué sirve vivir? Yo solo quiero morir ya, olvidar todo...
-¿Y abandonar a esos amigos que tienes ahora?
-No... pero, que se vengan conmigo.
-¿Vas a pedirles que mueran?
-...
-Termina esa historia Ra, termina esa historia porque es lo que tienes que hacer.
-¿Ter.. mi.. nar?
-Acabar.
-¿Con mi mayor sentimiento? ¿Mis mejores amigos?
-No lo terminarás ya, te llevará años... pero al única forma de avanzar es pensar que quieres terminar.
-Pero realmente no quiero que se acabe.
-Así no avanzarás.
-¿Y cómo sabré que no estoy sola?
-Porque ellas siempre estarán ahí para ti, en las estrellas, en los recuerdos, en los dibujos, en las palabras, en los sentimientos, en todo...
-Te quiero.
-Y yo.
-No quiero estar sola, me da miedo eso.
-No lo estás... Cierra los ojos e imagina que te estamos ofreciendo las manos. ¿Ves? No estás sola.
-No estoy sola, es cierto ¡Te veo! ¡Las veo!
-Eso es, nos ves, puedes vernos, yo no te miento... Incluso puedes ver a los muertos.
-¿Muer...tos?
-Si Ra, nosotros estamos muertos, tú eres la que estas viva.
-¿Cómo? ¿Muertos? ¿Por qué? ¿Entonces por qué no puedo morir yo también?
-Porque si murieras no nos volverías a ver nunca.
-¿Por qué? ¡Iría al cielo! ¡Estaría con vosotros!
-No Ra, te equivocas, no existe el cielo, si mueres, nosotros también moriremos porque realmente solo hay un lugar en el que podamos existir y esa es tu cabeza. Tan solo podemos existir dentro de tu imaginación.
-¿Imaginación? Entonces no sois reales, no os veo, no existís...
-Claro que si, ¿No estas hablando conmigo? ¿No las escuchas decir que te quieren?
-¡No lo hacen! Tan solo lo imagino....
-Dime, ¿Hasta dónde la imaginación no es real? ¿Hasta qué punto la imaginación no existe? Nosotros existimos, no estas sola porque todas ellas, y yo, estamos aquí y eso es suficiente. No estás sola.
-No estoy sola...
-Eso es Ra, eso es...
Y como una niña inocente, sonriente y animada, llegó al final de su vida. Pero claro, eso nunca lo supo, porque para ella no era más que otro final, que daría luz a un nuevo comienzo, y no estaba sola. O eso pensó. El caso es que murió con una sonrisa en la cara, tan ilusa como había nacido.


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