lunes, 18 de octubre de 2010

La moto de Carru Parte 15



-¿César? - dijo Kevin observándole.
-No habla – dijo Alejandra. Todos le observaron. César se encontraba sentado, comiendo como si llevara mucho tiempo en ayuno.
-César... - comenzó Kevin – ¿has estado aquí todo el tiempo? - El chico negó con la cabeza.
-¿Has estado en la casa? - le preguntó Alejandra. César asintió. Y a base de hacer más preguntas averiguaron que César había sido raptado por el payaso y había estado en la casa, se había escapado y les había seguido hacia ese refugio.
Sin pensárselo dos veces, mandaron a César, a Pablo, a Kiara y a Jimena a inspeccionar la casa.
-Despierta... - dijo Iván zarandeándole. - Joder... vaya como duermes.
Guille abrió los ojos.
-No me acuerdo de nada...
-Ya, debimos de dormirnos...
-¡La nube blanca! - dijo Guille despertando.
-Ya pero no nos han encerrado ni matado ni nada, tan solo nos han llevado a otra parte de la casa.
-Una parte de la casa, que por cierto, ya habíamos recorrido.
-Cierto... y he intentado tomar el camino que tomamos ayer pero está cerrado.
-No quería que fuésemos por ahí.
Mientras tanto, en una habitación vacía y cerrada...
-Fue el primer día...
-Ya pero deberíamos intentarlo.
-Podría, pero sería... - Raquel se removió. - Eh, ¿Estas despierta?
-Mi cabeza... - dijo. Óscar la ayudó a incorporarse y sentarse contra la pared.
-Cuando te deje de doler nos tenemos que ir.
-Pues nos vamos ya – dijo poniéndose en pie.
Y con Antonio de guía caminaron por la casa.
-¡Ah!
-¡Ah!
-Joder.. - dijo Luisen.
-Si.. eso es lo que nos hacía falta – dijo Kiara.
-¿Qué hacéis aquí? - preguntó Alex.
-Pues... ¿investigar? ¿Qué hacéis vosotros? Pensábamos que estabais muertos...
-Vaya, pues para vernos de nuevo con vida muy alegres no estáis.
-¡César! ¡Que se nos va César! - dijo Pablo echando a correr detrás del chico. Luisen y Alejandro les siguieron.
Iban caminando cuando, sin verlo venir, un brazo salió de la pared, tenía unas uñas enormes que atravesaron el cuello de Pablo. El brazo volvió a meterse en la pared y la cabeza del chico, que agonizaba, rebotó y todo su cuerpo cayó al suelo. Kiara se tapó la boca con las manos y se giró. Todos pasaron su cuerpo sin pisarlo, sin llorar, sin mirarlo... como si no fuera real.
Siguieron girando, César no aminoraba la marcha, ni se giraba para saber si le seguían o no. Llegaron al final de un pasillo, parecía terminarse ahí. César se apoyó en una pared lateral y la frontal se abrió. Fueron pasando uno a uno hacia el interior de la pared, estaba lleno de abrigos. Cuando salieron de nuevo se dieron cuenta de que ese lugar lo conocían. Era la habitación del armario y el lugar del que acababan de salir era, nada más y nada menos, que el armario.
-Así que así es como se comunica la casa real y lo demás... - dijo Luisen mirándolo.
-Iban a salir de la habitación pero un hacha apareció de la nada y cayó sobre la cabeza de Kiara, salpicando sangre. Los chicos comenzaron a quitarse la ropa manchada de sangre, excepto César, que continuaba caminando.
-Joder.. - dijo Alex con lágrimas – Nos va a matar a todos.
-¿Por qué seguimos a César? - preguntó Luisen.
-Porque es el único que puede llevarnos hasta el payaso. - le dijo Jimena.
-¡Como que hasta el payaso! ¿Estas loca? - gritó Luisen. - ¿Quieres ir hacia el enemigo en vez de huir de él?
-Huir no nos servirá de nada, moriremos de todas maneras, ya ha descubierto el refugio y hemos tenido que escondernos en otro más pequeño, apenas quedan provisiones y tampoco estamos seguros ahí. ¡No nos queda nada!
-Estamos muertos... - dijo Alex.
-Sigamos a César...
Y siguieron caminando.
-¡Aquí estáis! - gritó Guille al ver a Antonio, Óscar y Raquel.
-¿Estáis bien? - preguntó Raquel. Los chicos asintieron. Óscar les contó todo lo que sabían sobre La Mente, les explicó que el payaso y la moto tan solo eran creaciones y todo lo que Tony les había contado sobre El Traidor.
-Joder... a mí me da miedo – dijo Guille.
-¿Hay algo aquí que no de miedo? - dijo Raquel.
-Ya...
-Vayámonos – Dijo Antonio – Mientras iban caminando Guille e Iván iban charlando sobre el traidor.
-Podría ser cualquiera – dijo Guille.
-Tal vez Alex... si lo piensas... una vez dijeron que la moto no pararía hasta que él fuera el último superviviente.
-Pero no lo creo...
-Yo voto por uno de los que ya estaban aquí – dijo Raquel.
-Desde luego tiene que ser uno que no este muerto – contestó Óscar. - Alguien al que nunca le haya pasado nada...
-Pero no podemos sospechar de todos, por esa regla de tres no nos fiaríamos ni de nosotros mismos – dijo Guille.
-Yo confío en vosotros – dijo Raquel – sé que no sois.. pero los demás...
-No lo averiguareis – dijo Antonio. Todos quedaron en silencio y siguieron caminando.
-Se escucha algo – dijo Óscar. Todos escucharon el sonido de la moto acercarse. Tony echó a correr y los demás le siguieron. Acabaron saliendo al jardín y entrando a la casa por la parte trasera.
-¡La veo! - gritó Guille.
-¡Joder! ¡El payaso va encima y tiene una moto sierra!
-Me recuerda a esa película en la que el malo arrancaba cabezas, ¿Cómo se llamaba?
-No creo que sea el momento de pensar en películas – dijo Óscar.
Corrieron por el pasillo y subieron por las escaleras. Chocaron de lleno con la otra parte del grupo, los cuales, sin darles tiempo a reaccionar y viendo al payaso, echaron a correr de nuevo hacia el armario.
-¡Cerrad! - gritó Antonio. Cerraron y se oyeron ruidos al otro lado de la puerta.
-Es... Jimena – dijo Raquel - ¡Es Jimena! - dijo con intención de abrir la puerta. La chica gritaba y suplicaba que la abrieran. Sonó la moto sierra muy cerca y el llanto de la chica cesó. César tenía agarrado a Raquel y no la dejaba moverse.
-¡Eres el traidor! - gritó. César la miró con los ojos abiertos. Como algunos no sabían de qué hablaba, Óscar lo explicó. Todos miraron a César atónitos, dudando en si en verdad podría serlo o no.
Siguieron caminando, de nuevo por la parte oculta de la casa a la que accedieron por el armario.

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