martes, 19 de octubre de 2010

La moto de Carru Parte 17.




-Pensaba que iba a decir que si... pero no se le puede hacer nada ¿verdad? - le dijo Raquel.
-Yo creo que quiere – le contestó Guille.
-Yo creo que no, si no habría dicho que sí.
-Anda no seas tonta, que hablé yo con él y dijo que sí que quería así que tenéis que hablar.
-Eres una celestina genial... pero no funciona.
-¿Qué es celestina? - Raquel se mordió la lengua y sonrió.
-¡Llevamos demasiado tiempo! ¿Es que no podéis enamoraros? - Raquel estaba enfadada y no pudo evitar contestar.
-¡Enamorate de tu puta madre!
-¡Niña! Vuelve a decir eso y te arrepentirás...
-¿El qué? ¿Tu puta madre o tu madre la puta? - Antonio se acercó a ella y le dio un empujón. Guille y Óscar se metieron en medio.
-Parad ya anda – dijo Guille. Un cuchillo se clavó en la garganta de Tony y todos miraron a Raquel quien estaba pálida.
-Yo... no he sido... - dijo anonadada.
-Detrás de ti – dijo Alex. Raquel se fue hacia el lado contrario y Guille y Óscar vieron la cara del payaso en la pared.
-¡Ah! - gritaron todos amontonándose contra la pared contraria. El payaso sonrió y todos vieron como el suelo cedía delante de sus narices haciendo que Guille y Óscar, los cuales se encontraban más cerca, perdieran el pie.
-¡Cuidado! - gritó Alex. Raquel agarró del brazo a Guille y César la camiseta. Entre los dos le subieron. A Óscar le ayudaron a subir Iván y Luisen.
-Por poco... - dijo Iván. Antes de que dijeran nada, César salió de la habitación corriendo y todos detrás. Huían porque sabían que el payaso volvería.
-Nos equivocamos con Antonio – dijo Luisen respirando muy fuerte – si fuera el traidor no le habría matado.
-Cierto.. - dijo Raquel sacando el papel y tachando el nombre de Tony – Tres sospechosos.
-Tengo una idea – dijo Guille. - Una trampa.
-¿Una trampa?
-See, es comprometida y arriesgada pero si funciona...
-Bien, explicala – dijo Raquel.
-Me da vergüenza...
-Anda mecagoendios – dijo Óscar – suéltalo.
-Vale... He pensado en que el payaso quizás no, pero la moto es material, por lo que podemos atraparla... y a veces el payaso y la moto aparecen juntos. Si en una de esas veces en los que aparecen juntos, les atrapáramos en una habitación o algo así y después...
-No – dijo Raquel – por favor... no continúes la frase. - suplicó.
-¡Ay! ¡si, si, si, si! - dijo Luisen frotándose las manos – yo estoy de acuerdo con esa idea...
-No lo pillo – dijo Alex. Raquel le miró.
-El pequeño quiere que os corráis encima del payaso – le dijo como si fuera obvio.
-Ah pues no, yo no lo hago vaya...
-Ya, es que es... - dijo Óscar.
-¿Alguien tiene una idea mejor? - preguntó Guille.
-Aunque sea peor, pero que sea otra idea por favor – dijo Óscar.
Y así es como decidieron llevar a cabo su alocada y repugnante idea. Iban caminando cuando Iván le tocó un brazo a Raquel y le dijo que esperara.
-¿Qué? - dijo la chica.
-Lo siento por lo del otro día... si quieres te digo quién fue.
-¿Quién fue? Sé perfectamente que fuiste tú. No intentes culpar a otro.
-No eso... sé quién es el traidor.
-¿Quién? - Iván le susurró el nombre al oído.
-Lo dudo.
-Bueno anda, duda, yo te digo la verdad ahora tú sabrás si me crees o no.
-Está bien, pues se lo preguntaré.
-A claro... ¿Y qué te va a decir? Si, soy el traidor que os va a matar a todos...
-Sabré si es él o no.
-¡No le conoces para nada!
-¡Pues le conoceré!
-No lo conseguirás... no sabes nada.
-Puedo asegurarte que le conoceré mejor que tú y mejor que nadie que se encuentre aquí.
-Vale... como quieras.
Y seguido, Raquel se lo contó a Luisen.
-Yo que tú, le ponía otra cruz. - le dijo el chico.
-Ya.. pero no se si ha dicho la verdad o no.
-¿Dudas?
-No pero...
-Yo creo que mintió.
-¡Y yo! Osea no... a ver, sé que el que me dijo no fue, lo sé de sobra pero... quizás el traidor es otro.
-¿Y por qué iba a inculpar a otro? ¡Pues para que no sospechemos de él!
-Eso sería muy estúpido de su parte... - le dijo Raquel- si fuera de verdad el traidor sería más cuidadoso.
-O eso, o está desesperado.
-Ya bueno...
Y pocas horas después...
-¿Cebo? - dijo Óscar.
-Si, ¿alguien tendrá que atraer al payaso no? - dijo Guille.
-¿Y cómo lo elegiremos? - preguntó Iván.
-A rifa – respondió Raquel.
-¿Cómo? - preguntó Luisen.
-Ya sé – dijo Alex – mira, con una botella vamos eliminando gente. A quién le toque se libra.
-Venga – dijo Óscar.
Giran la botella. Apunta hacia Alex.
-¡Bua! Menos mal... - dijo Alex.
Giran la botella... Apunta hacia Óscar, pero sigue girando, Iván... César.
-César, libre. - dijo Óscar – mierda... iba a tocarme a mi eh.
-Guille, Óscar, Iván, Luisen o yo... ¿Quién será el siguiente en salvarse?
-Yo botellita ¡Yo! Que yo te quiero... mira si me salvas me caso contigo – decía Luisen.
Giran la botella... Iván.
-¡Hija de Fruta! ¡Te vas a casar con el payaso!
Giran la botella... Raquel... pasa de largo... Luisen.
-¡Bien! ¡já! La botella no quiere al payaso.
-Eh botella.. si no me libras a mi te casas con el payaso – dijo Guille.
Giran la botella... Óscar.
-¡Si!
-Solo quedamos dos... - dijo Raquel. César cogió la botella.
-¿Qué quieres decir? - dijo Alex.
-¿Qué tienen que ir los dos? - preguntó Óscar. César asintió con la cabeza.
-Peque... moriremos juntos – dijo Raquel en broma.
-Bueno pero antes tengo que perder la virginidad – dijo Guille.
-Botella... ya sabes.
-Si hombre.
Y Raquel y Guille se pusieron al final de un pasillo.
-¿Eres consciente de que los demás se están matando a pajas ahora mismo? - dijo Raquel.
-See... y yo aquí sin dar un palo al agua.
-Imbécil – dijo Raquel dándole un beso en la mejilla. Después de dos horas, que era el tiempo que habían establecido... comenzaron la última jugada, a la que habían llamado “La Jugada Final”

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