jueves, 7 de octubre de 2010

La moto de Carru Parte 8.









Solo le faltaron dos días más para recuperarse, pero los llevó bastante bien. Como todo el mundo pensaba, se hicieron pareja y se trasladaron a una habitación ellos dos solos.
Dani seguía con su princesa, Elena; Alberto y Tania también seguían en parejas, Jimena se había quedado sola, Kevin también, Pablo y Kiara eran pareja. Ya no había más parejas. El reparto de las habitaciones era el siguiente:
Óscar con Iván, Guille solo, al igual que Luisen, Miriam y Andrea y Raquel sola.
Raquel se trasladó a la habitación de Jimena para no estar sola. Durante unos días más siguieron bajo tierra pero Pablo avisó de que quedaban pocos recursos y era de vital necesidad salir a buscarlos.
-Alberto os conducirá pues es el que mejor conoce la casa – les indicó Dani.
-Genial... el de las castañas – dijo Luisen.
-Era el día de las castañas – contestó Jimena.
-¿Y qué es eso? - le preguntó Elena. Tania comenzó a ponerse roja como un tomate.
-Dejemos el tema... - dijo Kevin – Iros.
Alberto, Raquel, Óscar, Luisen, Guille y Elena salieron al exterior.
Tras llegar a la caseta del jardín, atravesaron rápidamente el patio y llegaron la a puerta trasera.
-¡Está cerrada! - gritó Alberto.
-Mierda... - Dijo Luisen. - ¿Podemos entrar por otra?
-Si, creo que sí.
-¡Un perro! - gritó Elena.
-¡Eso no es un perro! - le contestó Óscar.
-¡Ventana! - gritó Alberto. Raquel cogió una piedra y la tiró a la ventana.
-¡Están cerradas por dentro! ¡No pueden romperse! - gritó.
-¡Aquí! - Dijo Guillermo agarrando una escalera. Subió y todos subieron detrás: Elena, Luisen, Raquel, Óscar y Alberto.
-¡El perro! - gritó Raquel - ¡Subid más aprisa!
-¡Que no es un perro! - le contestó Guille.
-¡Me da igual lo que jodidamente sea Ostia! ¡Mueve el culo! - Y Alberto subió el primer escalón, el perro ya estaba ahí, segundo, tercero, cuarto, el perro saltó, quinto...
-¡Ah! - gritó Alberto – ¡Me ha mordido el pantalón! - dio una patada y el perro se llevó un trozo de tela. Siguió ladrando y saltando mientras los chicos escalaban las escaleras hacia el tejado.
-¡Puaj! - dijo Guille girando al cabeza - ¡Huele fatal!
-Voy a vomitar – dijo Elena.
-Puff.
-¡No paréis!
-¡Es inaguantable!
-¡O el mal olor o la bestia! - Guille siguió subiendo, aguantando las arcadas. Llegó al último escalón y se paró en seco. Todos comenzaron a quejarse y Guille subió, con la vista al frente y la nariz tapada.
Elena subió detrás y al ver aquella imagen quedó impactada. Lo mismo hicieron los demás.
-¿Qué cojones...? - comenzó Guille.
-¿Cadáveres? - preguntó Raquel.
-No – le respondió Alberto poniéndose delante – Algunos están vivos. Por ahora...
-Dios... - dijo Elena.
-Ah.... - entre los cuerpos tirados e irreconocibles algo se quejó. Alberto se acercó y algo le cogió el tobillo. - ahhh - volvió a repetir. Alberto cogió el rifle y le dio un golpe en la cabeza.
-¿Por qué están aquí? - preguntó Guille.
-Experimentos.... tal vez – le contestó Alberto.
-¡Allí! - dijo Óscar señalando. Algunos se acercaron y vieron el cuerpo de Borjita. Sin vida.
-Joder... - dijo Elena tapándose la boca y girando la cara. Entonces un tremendo estruendo sacudió el tejado y un cacho cedió. Los cuerpos de los monstruos cayeron al vacío y los chicos tuvieron que agarrarse entre sí para no perder el equilibrio.
-¡María! - gritó Alberto al ver el cuerpo de una mujer a punto de caerse. Echo a correr y los chicos le siguieron para impedirle que se acercara más. Intentaron sujetarle pero Alberto se libró de ellos, se acercó al cuerpo y le sujetó una muñeca justo en el instante en el que el cuerpo caía.
-¡Sueltale! - gritó Óscar.
-¡No! ¡No puedo! - dijo Alberto.
-¡Es igual a Elena! - dijo Raquel.
-Ostias... es verdad – dijo Guille mirando el rostro de dolor de la mujer.
-¡Vamos a Caer! - gritó Óscar.
-¿Quién es? - Elena meneó a Alberto - ¡Contéstame! ¿Quién narices es?
-Es... la antigua pareja de Dani... - dijo Alberto. Todos se quedaron en silencio. Elena en un arrebato dio un golpe a Alberto, lo que le hizo soltar la muñeca de María. El monstruo se hundió junto con los demás en la oscuridad. Los chicos se apartaron rápidamente.
-¿Por qué lo has hecho? - le gritó Dani.
-¿Cómo tienes los cojones de decirme eso? - le contestó. - ¡Me has mentido!
-¿En qué te he mentido?
-¡Estuviste conmigo solo porque era igual a tu otra pareja! ¡Estabas conmigo porque te recordaba a ella!
-¡Eso es mentira!
-¡Mírame a la cara y dime que es mentira!, ¡dime que me querías de verdad! - Dani apretó los labios y se giró. Con paso ágil se alejó. Elena cogió una silla y se la tiró, aunque fue a parar un metro a su izquierda. Todos los demás se quedaron en silencio mirando la escena.
Elena se arrodilló en el suelo y comenzó a llorar. Guille se acercó a ella y la rodeó con los brazos.
Al día siguiente, Elena se había instalado en la habitación de Guille y Dani ya dormía solo. Al haberlo dejado con Elena, ya no estaba visto como si tuviera pareja así que se le fueron retirados todos los derechos como tal.

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