miércoles, 27 de octubre de 2010

La moto de Carru Parte 19.








La construcción se derrumbó ante sus ojos. La estructura de piedra fue cayendo, trozo a otro entre una nube de polvo. El suelo vibró y se escuchó un gran estruendo.
-¿Se acabó? - preguntó Alex
-Solo los ilusos piensan eso...- Dijo César - Esto no acaba más que empezar.
-Todo se ha caído – dijo Raquel – incluso la casa oculta.
-¿Seguirá viva la Mente? - preguntó Iván.
-No creo que haya muerto por esto – dijo Óscar.
-Tal vez podamos volver a casa – dijo Celia – ya no podemos vivir aquí... Tal vez sea nuestra oportunidad. - Todos la miraron – tranquilos, esta vez no voy a salir corriendo ¿vale?
-Mirad – dijo Alejandra. Todos miraron la valla que dividía el jardín de la acera. Se había caído.
-Sinceramente, creo que no ha terminado, pero creo que podremos ir a casa... - dijo Luisen.
-Ni de coña – dijo Raquel. - Como alguien pose un solo pie fuera de este jardín le mato. - dijo cogiendo un cristal del suelo.
-¡Tiene un arma! - gritó Alex.
-Raquel tiene un arma, el público se alarma...
-¡Iván! - dijo Celia.
-Perdón.
-¡En serio!, no podemos irnos... - dijo Raquel.
-Pero ya no hay casa, todo se ha derrumbado y el suelo no es seguro... incluso la parte de la casa oculta que había por debajo del suelo seguramente ha caído. El refugio no es seguro y la comida... - continuó Guille.
-¿Creéis que debemos salir? - preguntó Luisen.
-Yo creo que si pero, si nos equivocamos ya sabéis cual será el resultado – dijo Celia.
-¿En serio me decís que queréis salir? - dijo Raquel.
-¿Queda otra? - dijo Óscar.
-Ya... pero... Nuestras familias.. de morir, sería mejor hacerlo aquí, sin ponerlas en peligro – dijo Álex.
-Pero no podemos huir siempre – dijo César.
-El todo por el todo – dijo Alejandra.
-Dios mío – dijo Óscar.
-No me puedo creer lo que vamos a hacer – dijo Guille. Y así, los nueve chicos se cogieron de las manos y con movimientos idénticos salieron del jardín aguantando la respiración.
-Ya... está – dijo Celia.
-¿Estáis bien? - preguntó Alejandra.
-Yo sí – dijo Alex.
-Y yo – dijo Iván.
-Y yo – dijo César.
-¿Nuestras familias? - preguntó Guille.
-Son ellas por las que deberíamos preocuparnos – dijo Luisen.
-Carru es el que más cerca vive – dijo Raquel.
-¡Vamos! - dijo Óscar
Y todos echaron a correr hacia la casa de Carru. El coche estaba en el patio y el chico subió corriendo los peldaños de la casa, seguido de sus amigos.
-¿Qué pasa? - preguntó la madre sobresaltada al verlos entrar corriendo.
-¡Mamá! - gritó Alejandro abrazándola.
-¿Qué te pasa? ¿Dónde te has puesto así de sucio?
-Estuvimos... estuvimos encerrados, ¡durante meses! ¡Había una casa abandonada! ¡murieron muchos de nosotros! - dijo el chico llorando. Los demás tan solo asentían con la cabeza.
La madre, sin dar crédito a lo que oía se llevó una mano a la cabeza.
-¿A estas alturas e inventando historias?
-Pero.. mamá... ¡Es verdad! ¡Llevamos allí meses!
-¿Meses? Si fijo que sí... anda, iros a dar una vuelta y no tardéis que mañana es tu cumpleaños.
-¿Mi cumpleaños?
-Igual lo habías olvidado y todo.
Alex y los demás salieron de la casa.
-¿Qué está pasando? - dijo Óscar.
-No pudo haber pasado un año, además mi madre... es como si no hubiera estado fuera de casa nunca – dijo Alejandro.
-A estas alturas no debería extrañarnos nada – dijo Alejandra.
-Me voy a mi casa – dijo Raquel.
-T acompañamos – dijo Luisen.
-Yo me quedo aquí – dijo Alex.
-Lo entendemos – el contestó Celia.
-Yo tengo que decirle algo, id delante – dijo Alejandra. Los chicos comenzaron a andar y después se acercó Alejandra. Nadie le preguntó qué le había dicho, ni ella dijo nada.
Después de media hora caminando, pensando y reflexionando.
-Hemos llegado – dijo Raquel.
PIIIIII
-¿Si? - contestó el micro.
-¿Elena?
-A eres tú – y la puerta se abrió. Se quedaron todos dentro del portal sin hacer nada.
-Era Elena... - dijo Raquel.
-Está viva – dijo Guille.
-¿Puede ser que todo siguiera como si nunca hubiésemos ido a la casa? - dijo Luisen.
-Eso parece – dijo Iván.
-¿Mamá? - preguntó Raquel entrando en casa.
-En la salita ¿Por?
-Por nada....
Y Raquel, junto con los demás bajaron a Cudillero, pasando por cada una de las casas, encontrándose con personas a las que pensaron que jamás volverían a ver.
-¡Miriam! - gritó Andrea.
-¿Qué pasa?
-Nada, nada.
-Es como si nunca hubiésemos ido – dijo Óscar.
-No diremos nada de esto a nadie ¿Vale? - dijo César. Todos estuvieron de acuerdo.
-¡Vamos a pasear! - gritó Celia.
-Cierto, es hora de que respiremos algo de aire libre.
-Yo me voy a casa – dijo Raquel – creo que lo único que me apetece ahora es estar en casa.
-Antes de nada... - dijo Alejandra. - Quería agradeceros a todos, ni siquiera ahora sé quién es el traidor pero, independientemente de eso, gracias por estar siempre ayudándonos.
-Cierto – dijo Celia – supongo que esta no ha sido una buena aventura pero... siempre se puede sacar algún recuerdo bueno.
-He de reconocer que si que se puede sacar algo bueno de todo esto – dijo Raquel cogiendo la mano a Guille.
-Aun así espero que no se repita – dijo Iván.
-No ya, a mi me da algo vaya – dijo Óscar.
-Y no quiero joder pero... todavía no sabemos si todo ha terminado, es más, creo que esto no ha ni empezado. Y lo digo literalmente pues mañana es el cumple de Alex y creo...
-Creo que mañana le regalarán la moto a Alex – dijo César.
-Y si eso es así... - dijo Andrea – la moto volvería a acecharnos y entonces si que estaríamos en problemas.
-Alex no puede recibir esa moto – dijo Guille.
-Llamaré a mi madre para que me venga a buscar – dijo Raquel – le diré que me acerque a casa de Alex y se lo contaré.
-Bien.
Y así Raquel y Alex quedaron en el parque y Raquel le contó todo.
-¿Quieres que le diga a mi madre que no me regale ninguna moto?
-Al menos, no esa moto. - le dijo Raquel – si esa moto llega a alguno de nosotros, creo que será el fin.
-Pero ya sabemos como vencer a la moto, no nos pillará desprotegidos otra vez.
-¡Alex! No podemos arriesgarnos, solo porque tengas el capricho de una moto.
-Está bien.
Alguien rió.
-No será suficiente – dijo Kevin. Los chicos le miraron. - Todos vais a morir, queráis o no.
-¿De qué hablas? - dijo Raquel.
-El Traidor... todavía no le habéis encontrado, mientras haya traidor, todos estaréis en peligro.
Y Kevin se fue.
-¿De qué habla? - dijo Alex.
-Es cierto que no hemos encontrado al traidor pero... ¿No es muy raro?
-¿Qué? ¿Que él sepa eso? Si...
-Bueno, no solo eso... mi hermana murió en la casa y ahora no recuerda nada. Kevin también había muerto, ¿No debería haber olvidado todo?
-¿Él es el traidor?
-Quién sabe. Pero hay que encontrar al traidor como sea y tú debes evitar que te regalen esa moto ¿Okey?
-¡Okey!
Y así llegó el día. Cuatro de Noviembre. Todos los chicos se reunieron en casa de Alex.
Alejandra, Celia, César, Luisen, Andrea, Iván, Óscar, Guille y Raquel.
-¡Alex! ¡Tienes un regalo en el jardín! - gritó la madre. Todos, que estaban reunidos en la habitación se miraron, aguantando la respiración.
-Vamos... - dijo Luisen.
Y salieron al patio, encarándose a un gran paquete.
-¿La moto?

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