jueves, 7 de octubre de 2010

La moto de Carru Parte 9


-Al final la tienes de vuelta – se rió Óscar en el desayuno. Guille reprimió una sonrisa.
-Ya eh...
Habían pasado varios días y las chicas habían quedado para ducharse juntas. La convivencia se había convertido en una parte vital. Entraron Luisen, Iván y Alex.
-Óscar... - dijo Iván con una sonrisa.
-¿Qué pasa?
-Creo que alguien quiere verte... en la habitación 12.
-¿12? ¿Esa no es la habitación de Alejandra? - preguntó. Iván se encogió de hombros. Óscar se levantó y se fue a la habitación número doce.
-Hola – dijo Óscar.
-¡Hola!
-¿Querías hablar conmigo? - preguntó Óscar. Alejandra asintió con la cabeza y le hizo un gesto para que se sentara. Óscar se sentó a su lado, en la cama.
-¿Y bien?
-Seré directa... - e inclinándose, le besó en la boca. Óscar al principio quedó algo perplejo pero después siguió continuando ese beso. Acabaron tumbados en la cama besándose.
-¿Y bien? - preguntó Guille riéndose cuando la pareja entró en la cocina agarrados de la mano.
-Vamos a vivir juntos – dijo Óscar. Alejandra se rió y todos estallaron a carcajadas.
-Estaba visto, una chica no te invita a su cuarto para cualquier cosa - dijo Alex.
-Anda mongoles... - dijo Óscar. - Bueno, vamos a recoger mis cosas.
-Ala, eso, ahora quedo yo solo en el cuarto – dijo Iván.
-¡Necesitamos comida! - gritó Pablo.
-¡Pero es muy peligroso salir! ¡Acabará muriendo alguien!
-¡Si no acabaremos muriendo todos! - le gritó Pablo a Kevin.
-¡Pues que alguien salga buscar comida! A ver quién tiene los cojones..
-Yo – dijo una voz detrás de ellos. Se giraron y vieron a Raquel vestida con el peto. - Lo siento pero ya no hay verduras y soy vegetariana – dijo encogiéndose de hombros.
-Si señor, una buena razón para poner de escusa y salir a arriesgar tu vida. - protestó Kevin.
-Acabas de decir que no te importa que alguien se ofrezca de voluntario, pues bien, yo me ofrezco para salir, a cambio, obviamente, de un arma.
-Solo para las parejas.
-Bien, entonces me haré la pareja de alguien y cuando vuelva tan solo lo dejaremos, venga ya... podemos ser parejas sin haber amor, eso es una tontería.
-He dicho que tan solo si hay parejas. - dijo Kevin serio.
-Yo me hago su pareja – dijo Iván.
-¿Ves? - le dijo Raquel a Kevin – todo solucionado. - Este, ofendido, se fue a buscar un arma para Raquel.
-No hace falta que vengas – le dijo a Iván. Este se encogió de hombros y se levantó.
-Yo también voy – dijo Alejandro.
-Y yo – dijo Celia apareciendo al lado de Raquel – Esto es algo personal.
-Pues entonces yo también estoy en esta lucha – continuó Alejandra. Óscar, colocándose a su lado, le cogió la mano.
-Bien, pues... ya estamos. - Cuando Kevin les dio sus armas se marcharon: Raquel, Iván, Óscar, Alejandra, Celia y Alejandro.
Era la primera vez que salía juntos. Ascendieron las escaleras a oscuras y llegaron a la vieja caseta. Abrieron la puerta y miraron a ver si había algún perro o bestia.
-Tal vez, si rodeamos por el estanque sea más seguro – dijo Óscar.
-Vale – dijo Alejandro saliendo al exterior.
Atravesaron el jardín, rodeándolo por detrás del estanque. Llegaron a la puerta trasera, la cual seguía cerrada.
-Buscaremos otra entrada – dijo Celia. Entonces la puerta se abrió y todos dieron un salto hacia atrás. La puerta se abrió del todo y dejó a la vista escombros del techo derruido.
-No parece haber rastro del payaso – dijo Raquel.
-Ya... y la puerta se abrió sola ¿no?
-A estas alturas yo me espero cualquier cosa – dijo Alejandra. Alejandra, seguida de Raquel, fue la primera en entrar.
-Lo siento, pero yo no vuelvo a ir la última – dijo al dar un paso al interior de la casa.
-Ser la primera tampoco es muy bueno, por algo yo voy en medio – dijo Óscar.
-Shhh – dijo Celia. Atravesaron los escombros con mucho cuidado, tapándose la nariz y evitando los cuerpos que estaban muertos y los que aun se movían.
-Es María... - dijo Óscar señalando un cuerpo. Yacía inmóvil y no sin vida, con una expresión de horror en su rostro.
-A la vuelta lo recogeremos – dijo Raquel.
-¿Recogerlo? - preguntó Iván.
-Si, si encontráramos el cuerpo de alguno de nuestros amigos.. ¿No querríais llevároslo?
-Si...
-Cuidado, hay un calvo – dijo Alejandra.
-No os hagáis daño, si sangramos estamos perdidos. - dijo Iván.
-¿Ninguna tiene la regla no? - preguntó Óscar.
-No.
-No.
-No.
-Mejor... - dijo Alex.
Entonces se escuchó el ruido de una moto venir del sótano.
-Otra vez... Es tu moto – dijo Raquel.
-¡No es mi moto! - contestó Alex.
-Kevin dijo que no pararía hasta que tú fueras el último superviviente, tal vez si le dices que pare.... no se, quizás te haga caso.
-Si claro.
-¡Está viniendo! - gritó Celia. Alejandra se puso a su lado y la abrazó, pues también tenía miedo.
-Prepararos.. - dijo Iván.
-¡O corred! - gritó Raquel corriendo hacia las escaleras. Todos optaron por la segunda opción y la siguieron.
-¡Ay me muas!
-¡Esa voz es de Cristian! - dijo Raquel.
-¡Viene del cuarto del armario!, vamos a ver – dijo Celia.
-¡Cristian? - dijo Óscar entrando el primero en la habitación. - ¡PUAJ! - dijo dando al vuelta.
-¿Qué pas...? ¡Joder! - dijo Raquel poniéndose a llorar. Todos vieron el cuerpo de Cristian en el suelo, apoyado contra la pared, con la boca entre abierta y los ojos sacados. La cara y las manos llenas de sangre y una brecha entera desde el pecho hasta la barriga que dejaba a la vista todas sus costillas y los órganos internos se habían desbordado.
-Dios... no era él que estaba hablando – dijo Alejandra.
-Creo que de eso ya nos dimos cuenta – le respondió Alex.
-¡Una mano! ¡Una mano está saliendo de la pared! - gritó Celia. La mano agarró la cabeza a Cristian y comenzó a tirar.
-¡No quiero ver! - dijo Raquel girando la cabeza.
-No mires – dijo Óscar. La mano continuó tirando de la cabeza de Cristian hasta que... ¡Cruj!, la mano arrancó la cabeza y salpicó a todos los chicos de sangre.
-¡Sangre! - gritó Iván
-Vamos al baño, daros prisa – dijo Raquel. Todos fueron corriendo a baño y abrieron la ducha. Se metieron todos debajo, lo más rápido posible y comenzaron a quitarse la ropa. Entonces en vez de agua, comenzó a salir sangre y con la misma agilidad, todos salieron de la ducha.
-¡Joder! Estamos llenos de sangre.... - dijo Alejandra llorando e intentando limpiarse el pelo.
-Es... demasiado tarde – dijo Raquel mirando hacia el techo. El payaso volvió a aparecer y les miraba riéndose a carcajadas.

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