sábado, 16 de octubre de 2010

La moto de Carru parte 14.



-Necesitamos amor – comenzó Antonio. Raquel y Óscar le seguían.
-Pero el “amor” no se crea así como así – dijo Raquel.
-Pues enamoraros – dijo malhumorado.
.Hombre, yo por mi.. - dijo Óscar.
-Deja de decir tonterías ¿Quieres? No es el momento adecuado, ni el lugar.
-Bueno anda, si dejaras de pensar que son tonterías... - Raquel resopló y Antonio no volvió a abrir la boca.
Mientras, por otro lado, Guille e Iván buscaban a La Mente.
-Joder, como si no diera ya miedo el payaso que ahora hay que buscar a alguien más tenebroso aún... -Iván sonrió. Caminaron por un pasillo, que parecía de madera y sonaba a acero, cuando de repente cedió bajo sus pies. Iván se agarró al borde de mala manera y Guille a su pie.
-¡Joder! - gritó Iván.
-Era una trampa... el suelo se ha abierto – dijo Guille.
-Estoy patinando.
-¡Pues agarrate!
-Lo intento...
-¡Esta oscuro!
-¿Tiene final? Joder... como caigamos nos matamos.
-No lo veo pero ya puedes agarrarte.
-¡Ah! - e Iván se soltó. Los dos chicos cayeron al vacío gritando.
En el mini refugio:
-¿Cuantos somos? - preguntó Kevin. Jimena se puso a contarlos.
-Miriam, Andrea, Elena, Alejandra, Dani, Alberto, Pablo, Kiara, Celia, tú y yo – dijo la chica. - Creo.
-Este lugar es muy pequeño – se quejó Elena.
-Es lo que hay que el payaso no conoce – respondió Kevin – o creemos que no lo conoce.
-¿Creemos? - preguntó Alejandra – Estamos muertos.
-¿Y a qué hay que esperar aquí? No se va a morir solo... ¿Vamos a estar encerrados aquí dentro hasta que muramos de viejos o de hambre? - dijo Celia.
-Primero descansaremos, repartiremos las provisiones y después pensaremos qué hacer.
-¡Gas! - gritó Antonio dando la vuelta. Al principio Óscar y Raquel no reaccionaron pero en cuanto vieron una nube de gas blanco avanzar hacia ellos echaron a correr.
-¿Es venenoso? - preguntó Raquel.
-No, es somnífero – contestó Antonio corriendo a más no poder entre los dédalos de pasillos.
Tenían la nube de gas a sus pies cuando al fondo se vio una puerta.
-¡Va a estar cerrada! - gritó Raquel. Antonio no parecía atender y corría más aprisa aun contra la puerta. Raquel pensando que se iba a estrellar aminoró la marcha. Óscar al verla ir más despacio le cogió la muñeca y la obligó a acelerar, iban a embestirse contra la puerta. Antonio embistió, pero en vez de llevarse un golpe enorme la puerta se abrió y tardaron apenas unas décimas de segundo en entrar y cerrar de nuevo la puerta.
-Oh Dios mío – dijo Raquel sentándose en una esquina y palpándose el cuello. En la habitación no había nada.
-Casi nos pilla – dijo Antonio – Esta cámara tiene ventilación que viene del exterior, la nube de gas no podrá entrar.
-¿Y por qué yo tengo tanto sueño? - dijo Raquel apoyándose contra la pared. Óscar se sentó a su lado y Raquel apoyó su cuerpo sobre las rodillas de este.
-Eh, ¿Estas bien? - le preguntó Óscar.
-Al frenar debió de respirar algo de gas - le dijo Antonio. Raquel se durmió. - Deberíais salir – dijo Antonio.
-Ya, es ella la que no quiere.
-Si... claro.
-Salta, salta... - decía Guille saltando.
-¿Quién nos iba a decir que caeríamos en una colchoneta gigante? - dijo Iván haciendo una voltereta.
-Ya eh – dijo Guille.
-¿Como bajamos?
-¿Resbalando?
-Si claaaro, ¿Tú has visto la altura que tiene esto?
-¿Y si usamos esta escalera? - dijo Guille mostrando una escalera de cuerda.
-También puede ser una buena opción.
-Oye... mira eso – dijo Guille señalando la espalda de Iván. Este se giró y vio una enorme nube de color blanco que pronto les envolvió.
-¿Qué cojones es esto?
-Tengo sueño... - dijo Guille durmiéndose. Iván no tardó nada en seguirle.
-Es de noche – preguntó Jimena. Alejandra miró su reloj y asintió con la cabeza.
-Yo no puedo dormir... - dijo Alex. Jimena estaba de acuerdo con la chica.
Pum... pum, pum... pum pum....
-¿Qué es eso? - preguntó Jimena.
-Pasos.. - contestó Alejandra.
-Pero... ¿Quién se ha levantado? - Las chicas se levantaron en silencio y se fueron hacia el final de la cueva. Allí vieron un pequeño bulto que estaba hurgando entre la comida.
-¡Eh! - gritó Jimena acercandose. La figura pareció asustarse pero no se alejó. Cuando la chica se acercó pudo ver el rostro de César, lleno de polvo y asustado. El chico al verla sonrió y se tiró a sus brazos.

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